La Pascua es la fiesta más importante del año litúrgico para los cristianos. Es el centro del calendario litúrgico y se celebra en todas las iglesias cristianas, aunque las fechas exactas pueden variar entre las tradiciones occidentales y orientales.

En la Pascua, los cristianos celebran la Resurrección de Jesús Cristo de entre los muertos. Este es el fundamento de la fe cristiana. Según el Nuevo Testamento de la Biblia, Jesús fue crucificado, murió y fue enterrado, y luego resucitó al tercer día. Esta resurrección es vista como una victoria sobre el pecado y la muerte, y como una promesa de vida eterna y resurrección para todos los que creen en Cristo.

La Pascua se celebra con alegría y regocijo, y es el clímax de la Semana Santa, que conmemora los eventos que llevaron a la resurrección, incluyendo la Última Cena (Jueves Santo), la crucifixión de Jesús (Viernes Santo) y su descanso en el sepulcro (Sábado Santo).

En el marco litúrgico de la Iglesia Católica, la celebración de la Pascua comienza con la Vigilia Pascual en la noche del Sábado Santo. Esta es una liturgia rica en simbolismos que incluye la bendición del fuego nuevo y del cirio pascual, la proclamación de la Pascua, la lectura de varias partes de la Biblia que cuentan la historia de la salvación, la renovación de las promesas bautismales y la celebración de la Eucaristía.

La Pascua no se limita a un solo día en el calendario litúrgico. Se celebra durante ocho días en un período conocido como la Octava de Pascua. Además, la alegría de la Pascua se extiende a lo largo de los 50 días hasta la fiesta de Pentecostés, que conmemora el descenso del Espíritu Santo sobre los apóstoles.

En resumen, la Pascua es la celebración de la Resurrección de Jesús y de la nueva vida que esto ofrece a los creyentes. Es un tiempo de alegría y esperanza, y es el punto culminante del año litúrgico cristiano.